ÁNIMA EN PENA, MENDIGA AMIGA
Mi vida no resulta resuelta, la viví sin la emoción de la dedicación a las tonadas melo-odiósicas más converjas, la sentí sin el fulgor del amor a un hombre cuasi perfecto, con la pasión de una tumba de cristal que aprisionó mis días cuando mi fragancia era la nota que daba impulso al lado más oscuro del averno y cuando el temor de mis remordimientos explotaba por la abertura más amplia que se le puede dar a un ser fatigablemente muerto, derrotado, expoliado, devastado por el terror del fin de sus días, por la inaguantable culpa de su temperamento. Es el fin de mis días, de la furia de mi melancolía del smoke nebuloso de discusiones y del espirituoso momento de mis mil días.