NO IMPORTA TU IMPRONTA
No importa cuánto te esperé, lo importante es que te reconocí al ver a lo lejos.
Presentí tus manos envolviendo a las mías y sentí candor voluptuoso incesante e incinerante.
Pero ¿dónde estabas, qué hacías y por qué no estabas aquí? ¿Por qué te escondiste como el caracol esconde su cabeza cuando la rosa lo roza? ¿Por qué de tu garganta salían frases condicionadas por la violencia de tu ser veterano? ¿Por qué metes a todos en el mismo saco?
Te esperé dentro el río de mis sollozos y al otro lado la arena absorbía mis dudas: ¿será o no será? ¿Se habrá escapado de los campos más espigados o de las ramas más espinosas?
Tendrá en su cintura alguna rasgadura o el corazón hecho pedazos. Se acercará tanto al Sol y no se consumirá gracias a la frialdad de su alma. Se hundirá en la tierra más próspera y fértil pero ni una sola semilla brotará. Entumecido por sus fracasos, embrutecido sin sentido. Y en el camino miles de sensaciones hechas añico, pero no importa, eso ya no importa.