OTOÑO
Tanto tenté al tiempo que el tiempo se sublevó. Un enorme vendaval se levantaba y arrancaba los trozos de mi alma como si fueran los foliums secos de un arce real.
Los sonidos estridentes del galope del viento me avisan de un terrible desenlace: mi amor, mi compasión y mi esencia dispersos en el revoltijo de mis sentimientos, mejor dicho, de mis resentimientos.
Lo oscuro del día, una noche inmortal, no me da señales de calma y mi impaciencia, absurda hasta más no poder, me ancla a un estadio demencial.
Los trozos de mi vida continúan cayendo y mi tristeza en aumento. Estoy a la espera de que un sutil invierno criogenice mis penas mientras encuentro la cura a la anomalía de mi ego.