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CAPITÁN AMÉRICA, CIVIL WAR *Valoración 8/10*


“…y entonces llegó Marvel y les enseñó al resto de productoras lo que debe que ser una verdadera película de superhéroes basados en cómics.”

Capitán América, Civil War (2016) es la tercera película de la trilogía. Está dirigida por los hermanos Russo y producida por los estudios Marvel, le anteceden: Capitán América: el primer vengador (2011) y Capitán América: soldado de invierno (2014); aunque el guión sigue la línea argumental de Los Vengadores, la era de Ultrón del universo extendido de Marvel.

Tengo que decir que mi apetito cinéfilo no se había satisfecho con este personaje. Fue la primera vez que no vi a Chris Evans como el hombre de mi vida (jajaja)…demasiado perfecto y demasiado responsable. Había un desarrollo muy correcto de lo que debería ser un macho americano, lo cual no era raro pues este personaje emergió en los años 40, en plena Guerra Mundial 2.0. y en una sociedad donde el caballero y el guerrero confluían con máscara y escudo para defender a su reino.

El Capitán América de los cómics quedaba altamente plasmado en las dos primeras entregas. Muy buenas historias, pero que, en general, no dejaban de contar lo mismo que hemos visto desde el Holocausto: lucha contra nazis, experimentos para mejorar la biología del ser humano, etc., en fin, lo que pasa habitualmente por llevar al cine historias del siglo pasado…pero, entonces, el cómic se acordó de su esencia que no es más que explicar, de una forma fantástica, lo que sucede en la actualidad, aunque para ello hubiera tardado cinco años en ubicar al Capitán en la época actual.

Hoy, estamos asistiendo al nacimiento de un importante cambio en la narrativa general de las historias de superhéroes, al menos en el cine, no solo se basan en contar lo que sucede en la actualidad de forma fantástica, si no también se focalizan en aquello que yo siempre concluía cuando veía un episodio de algún cómic en TV: “…pero si los superhéroes causan más desastres que la misma amenaza”.

Curiosamente, este año, la productora de DC Comics, la rival perenne de Marvel, estrenó un mes antes Batman v Superman: el amanecer de la justicia, como advertencia de que nos aterrarían con la Liga de la Justicia. Digo “aterrarían” porque el guión, la dirección y todo lo que termine en “ón” me parecen patéticos, pero eso es otro artículo, a lo que quiero referirme, sin extenderme “freaking”, es a que la esencia de Batman v Superman, y en general, la línea argumental que ha seguido el universo extendido de DC Comics, es a mostrar un superhéroe adaptado a la actualidad y consiente del daño que causa a su alrededor, pero con un toque más bélico.

Cabe destacar, como referencia de lo que trataré detalladamente artículos futuros, que la tendencia a mostrar a antihéroes, superhéroes más rudos de lo normal, quizá tuvo su origen en Batman, en la trilogía de The Dark Knight de Christopher Nolan protagonizada por Christian Bale…aunque quizá más

acentuada en las dos últimas: The Dark Knight (2008) y The Dark Knight Rises (2012) y tal vez con anterioridad en la película Whatchmen (2009), basado en el comic de Allan Moore y la pregunta clave: “¿Quién vigila a los vigilantes?”

Esta pregunta dibuja la línea argumental de la tercera entrega del Capitán América. Obedecer o no dará paso a una división de bandos: los éticos que creen que debe haber control externo para responder por los daños que ocasiona la lucha contra el mal y los idealistas que creen que el control gubernamental es la burocracia que impide actuar eficaz y eficientemente. Por el lado ético, Iron Man, representante del capitalismo arrepentido, justifica que debe haber control para responder por tantos destrozos.

Robert Downey Jr. (suspiros…), un actor no puede llenar más la escena que él. Su talento para, sin una sonrisa, hacer reír, es un caso de estudio. Iron Man es él, así como lo es Sherlock Holmes, así como lo es todo lo que interpreta, porque él es Dios. Es una lástima que los dioses de Hollywood tengan tantas adicciones (comenzó a consumir marihuana por su padre a los seis).

*Aviso Spoiler*

Los súper avances de la era digital permitieron que en esta entrega, a través de un flashback, Tony Stark rejuveneciera al menos 30 años. No sé si es su porte de bailarín clásico (sí, Downey estudió ballet clásico) lo que hacia ver a un muy dócil Downey Jr., pero lo cierto es que se veía muy entrañable…aunque prefiero al Robert desgastado por sus adicciones.

Por otro lado, el idealista Capitán América quien se revela en contra de la manipulación que el Estado ejerce sobre los verdaderos constructores de la libertad.

Chris Evans ha puesto, al fin, su toque sexy en la interpretación de carácter (acercándose a su

semblante canalla en comedias románticas o en Los Cuatro Fantásticos), ha logrado diluir la rígida seriedad que vimos en las dos entregas anteriores del Capitán América e, incluso, en Los Vengadores. Pareciera que ha internalizado mejor el papel de hombre perfecto y para sus fans, como yo, es un gran alivio.

Sin embargo, no dejo de pensar que entre él y el Soldado de Invierno (Sebastian Stan) hay una tensión sexual latente ¿Cómo puede ser que El Capitán América destroce a Iron Man para defender al Soldado? Muchos dicen que es porque el Soldado de Invierno es el último nexo con el pasado que le queda al Capitán América, pero…mmm…sospechosus…

No estoy en contra que deba haber personajes abiertamente homosexuales en los thrillers, pero, es que la ambigüedad es una delicia excitante. Ir descubriendo, a través de la lectura gestual, los símbolos, conscientes o no, que el director ha puesto en los planos y que cada espectador interprete lo que quiera, esa es, quizá, la gran riqueza de la narrativa: la libre interpretación.

A Daniel Brühl, quien interpreta a Zemo, el psicópata creado por la sociedad y encargado del complot que lleva a la guerra civil a Los Vengadores, ya lo había visto interpretando un sadismo bastante parecido en Malditos Bastardos de Tarantino. Este actor es de padre alemán y de madre española, de hecho, nació en Barcelona y es un actor que para no cambiar el rostro durante el plano, transmite muchísimo, muchísimo…¿MIEDO!

Precisamente quiero referirme al complot que lleva a la división a Los Vengadores y es que, a diferencia de Batman v Superman, la Guerra Civil del Capitan América tiene un buen guión. Los daños colaterales que causan las batallas van creando rencores de marginados, hasta ahí no hay nada nuevo, lo brillante viene cuando los puntos de giro conducen a un desenlace nada rebuscado y bastante lógico: como el psicópata es el que tiene el poder de herir de muerte a Los Vengadores y, por supuesto, dejando un final abierto a la siguiente entrega de Los Vengadores, Capitan América, Iron Man…

Hablando de la incongruencia de Batman v Superman, el punto de giro que hace que el hombre de acero y el caballero oscuro dejen de luchar y recuperen mágicamente su amistad, fue la mención del nombre de la madre en la Tierra de Clark. Supongo que fue a propósito, porque en una de las escenas de lucha entre los dos bandos del Capitán América se burlan sutilmente de ese hecho, refiriéndose a sus propios personajes.

Me encantó ver a Martin Freeman (El psicópata de Fargo: “Malvo, Malvo” y El Hobbit) como Everett Ross en una de las últimas escenas donde encarcela a Zemo, pareciera que va a poner su cara pálida y temblor nervioso de Lester Nygaard, su personaje en Fargo.

Además, un súper lanzamiento de Tom Holland como SpiderMan o “spidercito” como le dice IronMan en una de los diálogos más cómicos y mejor dirigidos de la película, muy juvenil y divertido, el punto de jocosidad que abre paso a la Guerra Civil aún más distendida.

Me encantó la graciosa incursión de AntMan interpretado nuevamente por Paul Rudd. Además, un

detalle del que no me había dado cuenta es de que Wanda Maximoff, la Bruja Escarlata, es interpretada por Elizabeth Olsen, la hermana pequeña de las gemelas Olsen. ah, y por supuesto, Stan Lee hace su divertida micro aparición para sellar su autoría.

Por otro lado, Chadwick Boseman más que una 'Pantera Negra', es un gato triste y no está a la altura del coraje que debe tener un miembro de la realeza felina. Scarlett Johansson, Viuda Negra, hace lo que puede con unos diálogos de relleno para ser un personaje de soporte en un film francamente masculino y Emily VanCamp, Sharon Carter, no es digna de ser la enamorada de Chris Evans, porque no tener fuerza interpretativa y, además, tiene retención de líquido en los párpados (jajaja)

Y, por último, dos escenas poscréditos (recurso recurrente de TV para anunciar un avance de los próximos capítulos, que últimamente se ha puesto de moda, al menos en las películas basadas en cómics): en una criogenizan al soldado de invierno en las instalaciones de Pantera Negra (¿Estará haciendo alusión a la próxima película del superhéroe felino?) y en la otra, SpiderMan donde se deja ver su colaboración futura con IronMan. Curiosamente, el escudo de SpiderMan que se ilumina como el de BatMan es simbolismo directo del cómic. Menos mal que Marvel ya puede disponer de los derechos de autor de SpiderMan porque su interacción con IronMan es ideal.

Así pues, el éxito de esta historia acerca de un argumento recurrente como es la lucha entre los dos bandos, se basa en los matices de los personajes. No todos son blancos o negros. Ni buenos, muy buenos, ni malos malísimos. Son caracteres comunes, algunos con tendencias más bélicas

que otros, pero con comportamientos justificados por sus vivencias y no al servicio de la historia para que la narrativa tenga sentido.

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